Una vez un hombre tuvo un sueño.
Soñó que un león lo perseguía.
El hombre se subió a un árbol y se agarró a una de las ramas.
Miró hacia abajo y vió que el león estaba allí,
esperando por él.
El hombre entonces dirigió su mirada
hacia el punto en que la rama se unía al tronco del árbol
y vió a dos ratones que se la estaban comiendo.
Un ratón era negro y el otro era blanco.
La rama caería al suelo en poco tiempo.
El hombre entonces miró temeroso de nuevo al suelo
y vió una enorme serpiente negra
que se dirigía hacia donde él estaba.
La sepiente abrió sus mandíbulas
justo debajo del hombre,
esperando pacientemente a que cayera.
El hombre miró entonces hacia arriba
buscando algo más a lo que poder agarrarse.
Vió asi una colmena en una rama cercana,
y gotas de miel que caían de ella.
El hombre quiso degustar la miel
y estirándose sacó la lengua
para recoger una de las gotas que caían.
Era de un sabor exquisito.
Quiso degustar otra gota,
y haciendo esto se perdió en la dulzura de la miel.
Asi el hombre se olvidó de los dos ratones
comiéndose la rama a la que se asía,
del león que lo esperaba abajo
y de la serpiente que estaba justo debajo de él.
El hombre despertó de su sueño
y quiso saber el significado de lo que había soñado.
Se dirigió a un sabio, el cual le explicó:
El león que viste en tu sueño es la muerte.
Siempre está al acecho y te sigue dondequiera que vas.
Los dos ratones, uno negro y uno blanco,
son la noche y el día.
El negro es la noche y el blanco es el día.
Se suceden continuamente devorando tu tiempo
y acercándote a la muerte.
La serpiente negra con la boca oscura es tu tumba.
Esta ahí, esperando sólo que caigas en ella.
La colmena es este mundo
y la dulce miel es su belleza.
Probamos un poco de la belleza de este mundo y nos gusta.
Despues probamos otro poco de esa belleza y otro poco.......
y nos perdemos en ella,
olvidándonos del tiempo, de la muerte y de la tumba.
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