Había una vez un rey que
tenía un solo ojo y una sola pierna.
Pidió a todos los pintores
que le pintaran un bonito retrato.
Pero ninguno de ellos pudo hacerlo,
¿cómo
iban a pintar un bonito retrato de alguien con similares defectos?...
Sin embargo uno de los
pintores aceptó
y pintó un clásico retrato del rey.
Era una pintura fantástica,
que sorprendió a todos...
retrataba al rey preparado para cazar,
apuntando con
un ojo cerrado y una pierna doblada...
¿Por qué no podemos pintar
retratos asi para los demás,
escondiendo sus defectos
y exaltando sus virtudes?
Si escondemos los defectos de los demás,
Allah Ta’ala esconderá los nuestros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario