«La lengua de la persona inteligente está detrás de su corazón, cuando quiere decir algo consulta su corazón, si piensa que debe hablar lo hace, si no, guarda silencio. El corazón de la persona ignorante está en la punta de su lengua, lo que llegue a su lengua lo menciona sin pensarlo, y quien no guarda su lengua no ha comprendido su religión [Islam]».
Ibn Hibân
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