Desde el momento en que un creyente se despierta por la mañana sabe que hay (como Dios lo denomina en el Corán) un “mensaje” en cada experiencia que tiene a lo largo del día.
"Verdaderamente, en la creación de los cielos y de la tierra, y en la sucesión de la noche y el día hay, ciertamente, mensajes para todos los dotados de perspicacia".
(Sura La casa de Imrán 3: 190)
Para aquellos que tienen fe y viven de acuerdo con las enseñanzas del Corán, cada nuevo día está lleno de pruebas de la existencia de Dios y de hechos que conducen a la fe. Por ejemplo, el abrir los ojos y comenzar el día es una de las bendiciones de Dios hacia la humanidad y uno de dichos hechos que conducen a la fe y sobre los que se debe reflexionar. Permanecemos inconscientes durante la noche y todo lo que podemos recordar de las largas horas de sueño son unos recuerdos borrosos que duran de 3 a 5 segundos. Durante ese tiempo, no se tiene conexión con este mundo. El cuerpo y el espíritu se separan y este tiempo, durante el que pensamos que estamos dormidos, en realidad es un tipo de muerte. Dios revela en el Corán que se lleva a los humanos mientras duermen.
[Únicamente] Dios [tiene este poder- Él] es quien hace morir a todos los seres humanos en el momento de su muerte [corporal], y [hace que estén como muertos], mientras duermen, a aquellos que aún no han muerto: así retiene Él a aquellos para los que ha decretado la muerte, y remite a los otros hasta un plazo fijado [por él].
(Sura Las multitudes 39: 42)
"Y Él es quien os hace estar [como] muertos por la noche y conoce lo que hacéis durante el día; y os devuelve a la vida cada día para que se cumpla un plazo fijado [por Él]".
(Sura El ganado 6: 60)
En esta aleya, Dios dice que nos lleva mientras dormimos, pero nos devuelve hasta que llegue la hora de nuestra muerte. Mientras duerme, una persona pierde en parte su conciencia del mundo exterior. Despertar de la “muerte” que es el sueño a la conciencia y al mismo estado en el que se estaba el día anterior y ser capaces de ver, oír y sentir perfectamente bien es un milagro que deberíamos tener en cuenta. Una persona que se va a la cama por la noche no puede estar segura de si estas bendiciones incomparables se le otorgarán de nuevo por la mañana. Y nunca podremos estar seguros de si nos enfrentaremos a algún tipo de desastre o de si nos despertaremos en buena forma.
Un creyente que comienza un nuevo día piensa en todo esto y le da gracias a Dios por protegerle con Su gran misericordia y amparo. Comienza el nuevo día como si fuese una oportunidad que Dios le concede para que gane Su favor y logre el Paraíso. Desde el momento en que abre los ojos cuando amanece por la mañana, dirige sus pensamientos hacia Dios y comienza el día con una sincera oración, la oración del alba (salat al-fayyr) en el Islam.
Durante el día, se conduce sabiendo que Dios le está observando y trata de obtener Su aprobación obedeciendo Sus mandatos y consejos. Estableció un estrecho vínculo con Él y empezó el día con la oración del alba. Así será poco probable que Le olvide durante el transcurso de la jornada, o que ignore Sus prohibiciones; se comportará sabiendo que Dios le está poniendo a prueba en este mundo.
Alguien que piensa en Dios sinceramente recibe ayuda para darse cuenta de que debe reflexionar con detenimiento sobre los dones que se le han concedido y que no otro sino Dios tiene ese poder.
En el Corán, nuestro Señor dice que las personas debemos meditar sobre este asunto:
Di: “¿Qué os parece? Si Dios os privara del oído y de la vista y sellara vuestros corazones – ¿qué deidad sino Dios podría devolvéroslos?”
(Sura El ganado 6: 46)
Indudablemente, es Dios Todopoderoso y Omnisciente quien hace del sueño un tiempo de descanso para los seres humanos y les restituye Sus dones por la mañana. Aquellos que lo saben, sienten la proximidad de Dios desde el momento en que comienzan el día y están contentos con dichos dones
24 Horas en la vida de un musulmán
Harun Yahya
Harun Yahya
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