Un día, pensando en nosotros te deshiciste en lágrimas delante de tus compañeros.
Era un día triste, pues morirías unos días más tarde,
para encontrate con Allah.
Llorabas porque desde donde estabas,
a miles de años de distancia,
nos echabas de menos,
sí a nosotros, a quienes llamabas tus hermanos.
Sabías que íbamos a existir en un futuro lejano
y que creeríamos en ti sin haberte visto nunca.
¡Oh Tú, nuestro Bien Amado!
Hoy somos nosotros los que lloramos,
y por el mismo motivo,
porque te echamos tanto de menos.
Tú, nuestro hermano mayor, nuestra guía, nuestra luz.
Te amamos Rasulullah,
y en ti hemos puesto la fe de nuestro corazón
a pesar de que nunca hemos vivido junto a ti.
Pedimos a Allah
que nos haga encontrarte en la Alegría Eterna,
a Tu lado, en el Paraíso.
¡Ya Rasulullah!
Si me dijeran
que para encontrarte
tendría que recorrer la tierra de norte a sur,
dejar mi familia y mis bienes, viajar solo y a pié
y que quizás perecería en el intento,
sabe que, sin dudarlo, ahora mismo me pondría a caminar...
Hermoso poema.
ResponderEliminarSalam.
'Uzman