Un Sheikh estaba sentado en un avión junto a un
sacerdote.
El sacerdote le preguntó: “¿En qué trabaja usted?”
El Sheikh le respondió: “Trabajo en un Gran Negocio”
El sacerdote: “¿Qué tipo de negocio exactamente?”
El Sheikh: Trabajo con Dios
El sacerdote: Ah, es usted una autoridad religiosa
musulmana...
Hay algo que no entiendo del Islam, ¿por qué los
musulmanes oprimen a la mujer?
El Sheikh: ¿Y cómo oprimimos a la mujer?
El sacerdote: La obligáis a cubrirse completamente y la
recluís en casa
El Sheikh: Pues hay algo que yo no entiendo de vosotros, ¿por
qué oprimís el dinero?
El sacerdote: ¿Qué? ¿Y cómo oprimimos el dinero?
El Sheikh: Tenéis el dinero escondido en bancos y depósitos,
lo conserváis tapado, ¿por qué no lo mostráis en público?... es algo bonito
El sacerdote: Porque lo robarían, es obvio
El Sheikh: Vosotros escondéis el dinero porque es algo
valioso. Nosotros valoramos a la mujer mucho más, para nosotros la mujer es una
piedra preciosa, por eso no la mostramos a cualquiera. Mantenemos asi su honor
y su dignidad.
“Y di a las creyentes que bajen la mirada y guarden sus
partes privadas, y que no muestren sus atractivos a excepción de los que sean
externos; y que se dejen caer el tocado sobre el escote y no muestren sus
atractivos excepto a sus maridos, padres, padres de sus maridos, hijos, hijos
de sus maridos, hermanos, hijos de sus hermanos, hijos de sus hermanas, sus
mujeres*, los esclavos que posean, los hombres subordinados carentes de
instinto sexual o los niños a los que aún no se les haya desvelado la desnudez
de la mujer.
Y que al andar no pisen golpeando los pies para que no se
reconozcan adornos* que lleven escondidos.
Y volveos a Allah todos, oh creyentes, para que podáis
tener éxito”.
Coran 24, 31
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