En el Corán leemos que no es dado a un ser humano que Allah le hable sino es detrás de un velo, “No es propio que Allah le hable a ningún ser humano, excepto por inspiración, o a través de un velo” (Coran 42, 51);
y todos sabemos que Allah no desvelará su Santo y Noble Rostro más que a los elegidos en la Otra Vida.
El velo de la mujer en el Islam le ha sido prescrito porque ella es un tesoro escondido que no todo el mundo tiene derecho a ver.
Sólo su marido, al que ella habrá amado en Allah sobre esta tierra (y viceversa), y destinado a ser su compañero en el Paraíso, podrá descubrir su belleza luminosa, de alma y cuerpo. Un privilegio exclusivo.
El Islam es una perfección que ha acordado a los siervos de Allah el más alto rango, el de la elección.
Son las gentes no virtuosas las que la rebajan, mientras que Allah no hace más que elevarla y preservarla para el Mejor, nada más.
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