A menudo,
lo que nos hace
caer en la desesperación
es concentrarnos en lo que no debemos.
Por ejemplo,
si
hemos pecado,
nos concentramos en el pecado,
en lugar de en el Más
Misericordioso.
Si sentimos dolor,
nos concentramos en el dolor,
en lugar de en
Aquel que alivia del dolor.
Si estamos heridos,
nos concentramos en la herida,
en lugar de en Aquel que cierra las heridas.
Si tenemos miedo,
nos concentramos
en el miedo,
en lugar de en el Protector.
Si tenemos un problema,
nos
concentramos en el problema,
en lugar de en Aquel que puede resolverlo.
Vemos
el león, pero no a Quien lo amansa.
Vemos las imperfecciones de este dunya,
pero no la perfección de Allah.
Vemos lo inmediato,
pero no el mañana,
el árbol,
pero no el fruto,
la espina, pero no la rosa.
Todo nuestro dolor,
nuestra desesperación,
nuestra angustia,
deriva de mirar la creación,
en lugar de al Creador.
Pregúntate
a ti mismo:
¿a qué mira tu corazón?
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