martes, 22 de marzo de 2011

Del antes al después





Que uno sea convertido al Islam, o musulmán que, en la aventura peligrosa de la vida, después de haber perdido demasiado de su bella religión, vuelve a su verdadera Casa, el Corán y la Sunna, conociendo a su vez una especie de re-conversión...

Que uno sea lo uno o lo otro, a partir del momento en que la Verdad se nos manifiesta en todo su esplendor, después de haber estado demasiado tiempo escondida, desconocida, dormida...

Cuando se descubre la Recta Vía, cuando se está dispuesto a liberarse del propio peso, por medio del arrepentimiento sincero, cuando los sentidos se aclaran...

Cuando hacemos el gran salto, de la oscuridad a la Luz...
Cuando ningun foso nos separa de la Guía...
Cuando pasamos del antes al después...

Nos encontramos literalmente transformados por el Islam.
Cambiamos de piel, renacemos.

Y cuando echamos un vistazo a nuestro pasado, ni siquiera nos reconocemos a nosotros mismos. Aunque en el fondo de nuestro corazón siempre haya estado nuestro amor por Allah, ahora comienza a florecer...
Y aunque somos los mismos, en realidad somos diferentes.
Cambiamos para volvernos mejores, nos disponemos a recibir dones excelentes.
Nos volvemos esos extranjeros, que nunca dejan de sorprender, e incluso a menudo nos sorprendemos de nosotros mismos.
Nos sentimos extranjeros aferrados en cuerpo, alma y espíritu al Libro de Allah y al ejemplo de Su Mensajero (aleyhi salat wa salam).

Y a pesar de las pruebas de la vida, somos más felices que nunca,
¡la vida es hermosa!
Y la vivimos plenamente en el ámbito de lo halal.

Y sabemos que no hay un Bien mejor sobre esta tierra,
porque no se acaba,
porque no perece,
porque está hecho para durar en el Más Allá.

¡Al-Hamdulillah! Que Allah nos guíe a todos.

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