La riqueza no depende del dinero que hayas
acumulado.
El que tiene riquezas materiales y no sabe ayudar al prójimo, es
pobre.
El que guarda los dones recibidos de Dios, es pobre.
El que no sabe
decir una palabra de aliento
o mostrar una sonrisa que estimule, es pobre.
Pero
el que teniendo poco o nada,
sabe darse para ayudar al prójimo,
ése es rico,
inmensamente rico espiritualmente.
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