La súplica y la búsqueda de protección de Allah son como armas,
pero el
filo de un arma no es suficiente para provocar efecto alguno,
ya que la persona
que la maneja también cumple su función.
Por ello cuando un arma es perfecta y
el brazo es fuerte,
y no hay factores que lo impidan,
entonces provocará un
efecto en el enemigo.
Pero si falta alguno de esos factores, el efecto se verá
disminuido.
Así funciona la súplica,
si ésta no es correcta en sí misma,
o si
la persona que la efectúa
no ha combinado su corazón y sus palabras en la
súplica,
o si existe algún factor que impida su respuesta,
el efecto deseado no
ocurrirá.
- Ibn Al-Qayim
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