Imagina que nos regalaran
una caja llena de herramientas y materiales,
y nos pidieran que construyéramos
una casa para nosotros mismos.
¿Cuántas personas se enamorarían del martillo
y
se olvidarían de construir la casa?
¿Cuantas usarían las herramientas para
destruirse a sí mismas?
Allah nos dio este mundo,
que no es más que una caja de herramientas.
Nuestra capacidad de amar es una
herramienta.
Nuestro corazón es una herramienta.
Nuestras experiencias son una
herramienta.
Nuestras relaciones, nuestro dinero,
nuestro cuerpo, nuestra
mente, el cielo, el sol, las estrellas...
forman parte de esa caja de
herramientas.
Y Allah nos ha pedido que construyamos una casa.
No para El.
Para nosotros mismos.
Pero muchos de nosotros estamos tan enamorados de las
herramientas
que hemos olvidado su finalidad y la nuestra.
– Yasmin Mogahed
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