Allah nos hace regalos,
pero
después llegamos a amarlos
como solo deberíamos amarle a El.
Tomamos esos regalos
y los ponemos en nuestro corazón,
hasta que lo ocupan por completo y no podemos
vivir sin ellos.
Pasamos nuestro tiempo contemplándolos,
nos sometemos a ellos
y los adoramos.
La mente y el corazón que fueron creados por Allah,
para Allah,
se convierten en propiedad de alguien o de algo.
Y después llega el miedo.
El miedo a perderlos.
Ese regalo que debería haberse
quedado en nuestras manos
invade nuestro corazón
y el miedo a perderlo nos
consume.
Así lo que un día fue un regalo se convierte en nuestra prisión,
en un
instrumento de tortura.
¿Cómo podemos liberarnos de esto?
A veces es Allah, en
su infinita misericordia, el que nos libera...
...llevándoselo.
- Yasmin Mogahed
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