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Sayyida Rabi’a al-Basri
(rahimahu Llah)
vió una vez a un hombre
que se habia puesto una benda alrededor
de su cabeza.
- ¿Por qué te has puesto
una benda?, le preguntó
- Porque tengo dolor de
cabeza, respondió el hombre
- ¿Cuántos años tienes?,
preguntó ella
- Treinta, respondió el
hombre
- ¿Has sufrido y tenido
dolores durante la mayor parte de tu vida?,
preguntó ella
- No, respondió el hombre
- Durante treinta años has
gozado de buena salud, dijo ella,
y nunca te has puesto la benda del
agradecimiento.
Y ahora, porque esta noche has sufrido dolor de cabeza,
te has
puesto la benda de la queja.