Reconoces al lector del Corán
porque permanece orando por la noche,
mientras los demás duermen;
observa el
ayuno voluntario durante el día,
mientras los demás no se privan de nada;
medita a menudo,
mientras los demás
se dejan llevar por las distracciones
de
este mundo pasajero;
llora, mientras los demás rien;
permanece en silencio,
mientras los demás mezclan lo verdadero con lo falso;
es humilde, mientras los
demás
se exhiben con arrogancia.
Aquel que lee el Corán es sabio y prudente
-
Abdullah ibn Mas’ud, (Hilyat al Awliyaa, pg110)
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