“Nunca discuto con un hombre
con el deseo de
oirle decir lo que está mal,
o ponerlo en evidencia y vencerle.
Dondequiera que
encuentro un oponente a mi debate
rezo en silencio
– Oh Señor, ayúdale
para que
la verdad fluya de su corazón
y de su lengua,
y asi, si la verdad está de mi
parte, pueda seguirme;
y si la verdad está de su parte,
yo pueda seguirle”.
~Imam Ash-Shafi’i
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