Allah te conoce.
Sabe cuáles son tus virtudes, pero sobre todo sabe cuáles
son tus puntos débiles, tus defectos, esos que por nada, te harían perder la
cabeza, a pesar de que puedas ser un sincero y buen creyente.
Entonces El, Allah, que te ha creado de la nada, que te
ha dado forma en el vientre de tu madre; Allah, que te ha hecho nacer, crecer y
disfrutar de la vida, cuando te ve que le imploras pidiéndole lo que necesitas,
a veces juzga necesario no concederte lo que le pides.
No para privarte, sino para darte algo mejor: una
protección y una luz para forjarte, hasta que te liberes de ti mismo, de tus
pasiones. Hasta que te pongas al abrigo de preferir este mundo y sus
tentaciones.
Allah te ama y, probándote con privaciones, simplemente te
está preparando para darte esas bendiciones que esperas.
Para que seas capaz de
apreciarlas, en el mejor momento, y honrarlas con el mejor comportamiento.
Aférrate pues a Allah, se paciente y confía.
Allah no deja nunca que se pierda la recompensa del musulmán
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