Conoce, querido hijo, que los días no son sino horas, y las horas no son sino alientos, y cada alma es un recipiente, de ahí, no dejes que cualquier aliento pase sin algún beneficio, de modo que el Día del Juicio encuentres un recipiente vacío y te lamentes.
Sé consciente de cada hora y cómo pasa, y gástala sólo de la mejor forma posible; no te descuides, sino déjala habituada a la más noble y mejor de las acciones, y envía a tu tumba aquello que te complacerá encontrar cuando llegues a ella.
- Imam Ibn al-Jawz
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