Un león encontró un grupo de gatos que
discutían.
“Los voy a devorar”, pensó.
Pero entonces fue invadido
por una extraña
sensación de tranquilidad.
Decidió sentarse y escuchar lo que decían.
- Buen Dios – dijo uno de los gatos
sin
percatarse de la presencia del león
– te hemos rezado durante toda la tarde,
hemos pedido al cielo que llueva ratones para nosotros.
- Y hasta ahora no ha ocurrido nada – dijo
otro –
me pregunto si Dios existe realmente.
El cielo permaneció mudo.
Y los gatos
perdieron su fe.
El león se levantó y continuó su camino
pensando:
“Lo que son las cosas,
iba a devorar a esos gatos
pero Allah me lo
impidió.
Y aun así han dejado de creer en la gracia divina.
Estaban talmente
ocupados
pensando en lo que les faltaba
que no se han dado cuenta
de la
protección que Allah les han concedido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario