Un sabio dijo:
“No te canses
de esperar ante Su puerta,
aunque te echen,
y no dejes de rogar perdón aunque
te rechacen.
Si la puerta se abre para los gratos (bien recibidos),
entra tú
como los intrusos,
y dile que eres un mezquino
y que esperas su caridad;
pues
la caridad corresponde a los pobres y a los mezquinos,
y yo soy uno de ellos”.
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